BASTA DE ATROPELLOS

Posted by Ricardo On jueves, 27 de mayo de 2010 0 comentarios

BASTA DE ATROPELLOS



A través de la historia, las relaciones entre la barra de Alianza Lima y la Policía Nacional en general no han sido de las mejores, en el sentido de que no ha existido lazos de amistad, alianzas o pactos públicos o soterrados; sin embargo, siempre se hizo lo posible para que estas sean llevaderas y, salvo desencuentros o disputas ocasionales, tampoco ha existido motivo para considerarlos como enemigos.

Por ello, siempre se encontraba la forma de llegar a niveles de convivencia que permitían a cada una de las partes cumplir con sus labores: el Comando Svr alentando al equipo y difundiendo el aliancismo por todas partes y la PNP garantizando el orden público y la seguridad del espectáculo.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, estos códigos de convivencia se han roto de manera unilateral por parte de las fuerzas del orden que, amparándose en hechos fortuitos, actos de violencia, agresiones, asesinatos y otros delitos cometidos por miembros de otras barras contra ciudadanos comunes y corrientes, han iniciado un serie de agresiones y hostilizaciones no solo contra barristas, sino contra todo persona que desee asistir a un estadio a alentar al equipo del pueblo.

Lo peor de todo es que ahora se trata de presentar ante la opinión pública como delincuente a toda persona que decida ingresar a la tribuna Popular Sur para ver jugar y alentar a Alianza Lima, lo cual, a nuestro parecer, nos parece injusto, ajeno a la verdad, difamatorio y un atentado contra los derecho al buen nombre y la buena reputación que toda persona tiene y que están plenamente consagrados en la Constitución Política del Estado.

Como consecuencia de ello, más allá de las bromas entre el círculo de amistades, ahora un barrista puede ver afectado su prestigio o reputación como consecuencia de ese prejuicio que se pretende imponer, señalando que toda persona que va a la tribuna popular de un estadio o que integra una barra es un delincuente, pandillero, asesino o simplemente una lacra social que merece ser erradicada.

Pero eso no es todo pues a esta nefasta campaña, utilizada como cortina de humo para distraer a la ciudadanía de los verdaderos problemas que afectan al país, de la corrupción y los negociados existentes a todo nivel, se suma una serie de agresiones físicas contra los hinchas por parte del los integrantes de la Policía Nacional asignados a los espectáculos deportivos desarrollados en diversos estadios del país.

Para nadie es un secreto la presencia de delincuentes infiltrados en una barra o que se aprovechen del aliento popular para cometer sus fechorías, pero también es cierto que en muchos casos, son los propios barristas quienes atrapan a los ladrones en la tribuna o en la calle ante la inacción policial y su falta de previsión.

Por el contrario, en lugar de cuidar el orden y garantizar la seguridad de los asistentes a un espectáculo deportivo dentro o fuera de un estadio o realizar un adecuado operativo de prevención, la policía reduce su accionar a decomisar todo lo que puede y a agredir a las personas que ingresan y tienen el “atrevimiento” de cuestionar disposiciones absurdas o argumentar las razones por las cuales no debe ser despojada de una prenda de vestir, una bandera o un papel sobre el cual sentarse y no ensuciarse más de la cuenta el pantalón.

MATANDO LA FIESTA

Parece que estos señores, desde el más alto nivel del poder no se dan cuenta que la alegría no es delito y creen que toda expresión que contribuya a la fiesta popular es un acto de violencia.

Solo así se explica que por disposición de la “superioridad”, los suboficiales asignados a las puertas de ingreso del estadio pretendan decomisar bengalas, “astas” (así califican a los tubos al impartir sus órdenes) para flamear banderas, humos y hasta se ha dado el caso que se impide el ingreso de contómetros y papel picado. Ni que decir las ocasiones en que se ha despojado a las personas de chalinas, pañuelos o gorras.

Para colmo, en muchos estadios se pretende impedir que se amaren banderas en el alambrado, argumentando que estas obstaculizan la visión de los asistentes, sin tomar en cuenta que las personas que se encuentran en una popular y junto a una barra acostumbran ver los partidos de pie y no se quejan de la colocación de las banderas.

Al parecer, nuestras autoridades no se dan cuenta que la fiesta que se vive en una tribuna popular forma parte del espectáculo y un atractivo para los aficionados nacionales y extranjeros, más aun en un escenario como el de nuestro alicaído fútbol, en el que las barras jugaron un papel importante para mantenerlo en pie en medio de tres décadas de sucesivos fracasos deportivos.

AGRESIONES REITERADAS

A ello se suma una sistemática campaña de violencia emprendida por los efectivos policiales contra hinchas en general. No sabemos si obedeciendo órdenes o por cuenta propia, pero las agresiones físicas se producen de manera constante y reiterada.

Sin ir muy lejos, el último domingo, Alianza Lima jugó en el estadio Segundo Aranda Torres de Huacho. Todo se desarrollaba aparentemente de manera normal en las puertas de ingreso, hasta que unos efectivos policiales comenzaron a agredir a un joven hincha en el túnel de acceso a la tribuna Svr. Su única falta fue pretender conservar como recuerdo una vela misionera que minutos antes había encendido ante la imagen del Señor de Los Milagros durante el habitual homenaje que la Asociación Barra Aliancista –que forma parte del Comando Svr- realiza antes de cada partido.

Pero eso no fue todo, pues otras personas que pretendieron calmar los ánimos y pedían tranquilidad verbalmente también fueron víctimas de agresiones y varazos propinados por los uniformados, que no entendían razones y no se daban cuenta de la brutalidad con la que estaban actuando. Finalmente, la agresión paró, pero el daño estaba hecho.

Acciones como estas son por demás condenables, indignantes y, por lo tanto, tienen que parar. Todos somos seres humanos, personas con los mismos derechos y obligaciones y ni los policías son superiores a los hinchas por llevar uniforme, ni estos son más que ellos por pagar los impuestos que se generan los recursos para financiar sus sueldos. Esta espiral de violencia tiene que terminar ya.

PROPUESTAS

Por ello, proponemos como alternativa de solución un diálogo que permita retomar los acuerdos que antes facilitaban el ingreso a los estadios de toda la parafernalia necesaria para que la fiesta en las tribunas continúe siendo un espectáculo digno de verse. El mejor ejemplo de ello fue el recibimiento que la hinchada hizo al equipo blanquiazul antes de su partido por octavos de final de la Copa Libertadores de América. A pesar de que no ingresó todo lo planeado, bastó para que sea catalogado como el mejor recibimiento a cuadro alguno en este torneo internacional.

Esas mismas coordinaciones ha permitido en el pasado el desplazamiento de la hinchada aliancista por las calles de Lima sin incidentes y su colaboración ha sido tal, que gracias al Comando Svr se logró se disputen los partidos clásicos en el estadio de la Gremco en Ate, luego de haber permanecido vetado e inhabilitado durante seis años por falta de seguridad. Paradojas de la vida que nuestras autoridades no quieren tomar en cuenta.

Asimismo, planteamos dejar de lado esa absurda e inaplicable propuesta de empadronar a toda persona que pretenda ingresar a una tribuna popular con cuya aplicación se estaría violando el derecho a la libertad de reunión, fichando a las personas como si fueran delincuentes recluidos en un penal. A ello se suma la soterrada intención de utilizar a los empadronados como chivo expiatorio y responsabilizarlos de cualquier acto delictivo cometido por delincuentes infiltrados o disfrazados de hinchas.

Por una cuestión de dignidad y respeto a las personas, solicitamos que las revisiones al ingreso a los estadios sean estrictas pero no humillantes. Basta ya tratar a los asistentes –hombres y mujeres- a un estadio como si fueran sospechosos de algún delito y de manosear a los asistentes y llegar al extremo de tocar sus partes íntimas. Esta lamentable situación no solo se registra en la tribuna popular pues también sucede en las puertas de ingreso a Oriente y Occidente.

Sugerimos además a las autoridades y los medios de comunicación dejar de generalizar y meter en el mismo saco a barristas decentes con delincuentes, vándalos o pandilleros y responsabilizar a todas las barras organizadas por los delitos cometidos por integrantes de una de ellas y que son conocidos por sus lamentables consecuencias, que llegaron incluso a la pérdida de la vida de una joven contadora.

Esta es nuestra propuesta para poner fin a la violencia vinculada al fútbol y detener la serie de atropellos cometidos por los efectivos policiales contra los barristas e hinchas en general que solo buscan alentar a su equipo y vivir la fiesta popular en paz y sin intromisiones y limitaciones absurdas. ¡ARRIBA ALIANZA!




0 comentarios:

Publicar un comentario